27 de marzo de 2014

Hamlet

Acto III, escena ii

HAMLET: Te lo ruego, di el fragmento como te lo he recitado, con soltura de lengua. Mas si lo voceas, como hacen tantos cómicos, me dará igual que mis versos los diga el pregonero. Y no cortes mucho el aire con la mano, así; hazlo todo con mesura, pues en un torrente, tempestad y, por así decir, torbellino de emoción, has de adquirir la sobriedad que le pueda dar fluidez. Me exaspera ver cómo un escandaloso con peluca desgarra y hace trizas la emoción de un recitado atronando los oídos del vulgo, que, en su mayor parte, sólo aprecia el ruido y las pantomimas más absurdas. Haría azotar a ése por inflar a Termagante*: eso es más herodista que Herodes. Te lo ruego, evítalo.

ACTOR 1º: Esté seguro Vuestra Alteza.

HAMLET: Tampoco seas muy tibio: tú deja que te amolde la prudencia. Amolda el gesto a la palabra y la palabra al gesto, cuidando sobre todo no exceder la naturalidad, pues lo que se exagera se opone al fin de la actuación, cuyo objeto ha sido y sigue siendo poner un espejo ante la vida: mostrar la faz de la virtud, el semblante del vicio y la forma y carácter de toda época y momento. Si esto se agiganta o no se alcanza, aunque haga reír al profano, disgustará al juicioso, cuya sola opinión debéis valorar mucho más que un teatro lleno de ignorantes. No quiero ser irreverente**, pero he visto actores (elogiados por otros en extremo) que, no teniendo acento de cristiano, ni andares de cristiano, pagano u hombre alguno, se contonean y braman de tal modo que parece que los hombres fuesen obra de aprendices de la Naturaleza, viendo lo vilmente que imitan a la humanidad.

ACTOR 1º: Señor, espero que eso lo tengamos bastante dominado.

HAMLET: Dominadlo del todo. Y que el gracioso no se salga de su texto, pues los hay que se ríen para hacer reír a un grupo de pasmados, aunque sea en algún momento crítico del drama. Eso es infame, y demuestra una ambición muy lamentable en el gracioso. Anda, preparaos.


*Supuesto dios de los sarracenos, presentado en el teatro medieval como personaje estruendoso y violento. Lo mismo cabe decir de Herodes como personaje teatral, al que Hamlet se refiere a continuación.
**Hamlet se excusa por adelantado: la irreverencia consistiría en insinuar, como hace después, que a los hombres no los hizo Dios.

Hamlet, William Shakespeare (1600-1601)


FELIZ DÍA DEL TEATRO!!!

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