30 de julio de 2013

Romeo y Julieta

Acto V, escena iii

PRÍNCIPE: Una paz sombría nos trae la mañana:
no muestra su rostro el sol dolorido.
Salid y hablaremos de nuestras desgracias.
Perdón verán unos; otros, el castigo,
Pues nunca hubo historia de más desconsuelo
que la que vivieron Julieta y su Romeo.


Romeo y Julieta, William Shakespeare (1597)

27 de julio de 2013

Romeo y Julieta

Acto I, escena i

CORO: En Verona, escena de la acción,
dos familias de rango y calidad
renuevan viejos odios con pasión
y manchan con su sangre la ciudad.
De la entraña fatal de estos rivales
nacieron dos amantes malhadados,
cuyas desgracias y funestos males
enterrarán conflictos heredados.
El curso de un amor de muerte herido
y una ira paterna tan extrema
que hasta el fin de sus hijos no ha cedido
será en estas dos horas nuestro tema.
Si escucháis la obra con paciencia,
nuestro afán salvará toda carencia.


Romeo y Julieta, William Shakespeare (1597)

16 de julio de 2013

Romeo y Julieta

ROMEO: Anoche tuve un sueño.
MERCUCIO: Y también yo.
ROMEO: ¿Qué soñaste?
MERCUCIO: Que los sueños son ficción.
ROMEO: No, porque durmiendo sueñas la verdad.
MERCUCIO: Ya veo que te ha visitado la reina Mab,
la partera de las hadas. Su cuerpo
es tan menudo cual piedra de ágata
en el anillo de un regidor.
Sobre la nariz de los durmientes
seres diminutos tiran de su carro,
que es una cáscara vacía de avellana
y está hecho por la ardilla carpintera o la oruga
(de antiguo carroceras de las hadas).
Patas de araña zanquilarga son los radios,
alas de saltamontes la capota;
los tirantes, de la más fina telaraña;
la collera, de reflejos lunares sobre el agua;
la fusta, de hueso de grillo; la tralla, de hebra;
el cochero, un mosquito vestido de gris,
menos de la mitad que un gusanito
sacado del dedo holgazán de una muchacha.
Y con tal pompa recorre en la noche
cerebros de amantes, y les hace soñar el amor;
rodillas de cortesanos, y les hace soñar reverencias;
dedos de abogados, y les hace soñar honorarios;
labios de damas, y les hace soñar besos,
labios que suele ulcerar la colérica Mab,
pues su aliento está mancillado por los dulces.
A veces galopa sobre la nariz de un cortesano
y le hace soñar que huele alguna recompensa;
y a veces acude con un rabo de cerdo por diezmo
y cosquillea en la nariz al cura dormido,
que entonces sueña con otra parroquia.
A veces marcha sobre el cuello de un soldado
y le hace soñar con degüellos de extranjeros,
brechas, emboscadas, espadas españolas,
tragos de a litro; y entonces le tamborilea
en el oído, lo que le asusta y despierta;
y él, sobresaltado, entona oraciones
y vuelve a dormirse. Esta es la misma Mab
que de noche les trenza la crin a los caballos,
y a las desgreñadas les emplasta mechones de pelo,
que, desenredados, traen desgracias.
Es la bruja que, cuando las mozas yacen boca arriba,
las oprime y les enseña a concebir
y a ser mujeres de peso.
Es la que...
ROMEO: ¡Calla, Mercucio, calla!
Hablas de nada.
MERCUCIO: Es verdad: hablo de sueños,
que son hijos de un cerebro ocioso
y nacen de la vana fantasía,
tan pobre de sustancia como el aire
y más variable que el viento, que tan pronto
galantea al pecho helado del norte
como, lleno de ira, se aleja resoplando
y se vuelve hacia el sur, que gotea de rocío.

[La cursiva es mía]


Romeo y Julieta, William Shakespeare (1597)

12 de julio de 2013

Romeo y Julieta

FRAY LORENZO: El gozo violento tiene un fin violento
y muere en su éxtasis como fuego y pólvora,
que, al unirse, estallan. La más dulce miel
empalaga de pura delicia
y, al probarla, mata el apetito.
Modera tu amor y durará largo tiempo:
el muy rápido llega tarde como el lento.


Romeo y Julieta, William Shakespeare (1597)

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