tag:blogger.com,1999:blog-22584918623759476742024-03-13T04:08:34.775+01:00El Juguete Literario<i>La realidad es simultánea; la literatura es sucesiva</i>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.comBlogger76125tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-66536317170613985492014-03-27T22:08:00.000+01:002014-03-28T09:44:44.535+01:00Hamlet<div style="text-align: center;">
Acto III, escena ii</div>
<div style="text-align: center;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
HAMLET: Te lo ruego, di el fragmento como te lo he recitado, con soltura de lengua. Mas si lo voceas, como hacen tantos cómicos, me dará igual que mis versos los diga el pregonero. Y no cortes mucho el aire con la mano, así; hazlo todo con mesura, pues en un torrente, tempestad y, por así decir, torbellino de emoción, has de adquirir la sobriedad que le pueda dar fluidez. Me exaspera ver cómo un escandaloso con peluca desgarra y hace trizas la emoción de un recitado atronando los oídos del vulgo, que, en su mayor parte, sólo aprecia el ruido y las pantomimas más absurdas. Haría azotar a ése por inflar a Termagante*: eso es más herodista que Herodes. Te lo ruego, evítalo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
ACTOR 1º: Esté seguro Vuestra Alteza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
HAMLET: Tampoco seas muy tibio: tú deja que te amolde la prudencia. Amolda el gesto a la palabra y la palabra al gesto, cuidando sobre todo no exceder la naturalidad, pues lo que se exagera se opone al fin de la actuación, cuyo objeto ha sido y sigue siendo poner un espejo ante la vida: mostrar la faz de la virtud, el semblante del vicio y la forma y carácter de toda época y momento. Si esto se agiganta o no se alcanza, aunque haga reír al profano, disgustará al juicioso, cuya sola opinión debéis valorar mucho más que un teatro lleno de ignorantes. No quiero ser irreverente**, pero he visto actores (elogiados por otros en extremo) que, no teniendo acento de cristiano, ni andares de cristiano, pagano u hombre alguno, se contonean y braman de tal modo que parece que los hombres fuesen obra de aprendices de la Naturaleza, viendo lo vilmente que imitan a la humanidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
ACTOR 1º: Señor, espero que eso lo tengamos bastante dominado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
HAMLET: Dominadlo del todo. Y que el gracioso no se salga de su texto, pues los hay que se ríen para hacer reír a un grupo de pasmados, aunque sea en algún momento crítico del drama. Eso es infame, y demuestra una ambición muy lamentable en el gracioso. Anda, preparaos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">*Supuesto dios de los sarracenos, presentado en el teatro medieval como personaje estruendoso y violento. Lo mismo cabe decir de Herodes como personaje teatral, al que Hamlet se refiere a continuación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">**Hamlet se excusa por adelantado: la irreverencia consistiría en insinuar, como hace después, que a los hombres no los hizo Dios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: right;">
<i>Hamlet</i>, William Shakespeare (1600-1601)</div>
<div style="text-align: right;">
<br></div>
<div style="text-align: right;">
<br></div>
<div style="text-align: center;">
FELIZ DÍA DEL TEATRO!!!</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo, Madrid, España40.4440049 -3.805652600000030440.3956674 -3.8863336000000306 40.492342400000005 -3.72497160000003tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-34755487878784132572014-02-24T10:44:00.001+01:002014-02-24T12:34:11.112+01:00Alegría<div align="left">
Llegué por el dolor a la alegría.<br />
Supe por el dolor que el alma existe.<br />
Por el dolor, allá en mi reino triste,<br />
un misterioso sol amanecía.<br />
<br />
Era alegría la mañana fría<br />
y el viento loco y cálido que embiste.<br />
(Alma que verdes primaveras viste<br />
maravillosamente se rompía).<br />
<br />
Así la siento más. Al cielo apunto<br />
y me responde cuando le pregunto<br />
con dolor tras dolor para mi herida.<br />
<br />
Y mientras se ilumina mi cabeza<br />
ruego por el que he sido en la tristeza<br />
a las divinidades de la vida.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
José Hierro, <i>Alegría</i> (1947)</div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-22191857749486746382014-02-18T01:10:00.001+01:002015-09-05T16:25:37.405+02:00Luz y Oscuridad<div style="text-align: center;">
184</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
[…]</div>
<div style="text-align: justify;">
Kiyoko sonrió. No había justificación en su sonrisa, sino cierta disponibilidad. El corazón de Tsuda, que había empezado diciendo mentiras, fue ganando poco a poco en serenidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Me maravilla comprobar que nada te preocupa.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí.</div>
<div style="text-align: justify;">
—No has cambiado nada en absoluto.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Por supuesto, aún soy la misma mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tsuda quiso responder con algún sarcasmo, pero la camarera, que aún no había terminado de colocar la fruta, se [sic] rio.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿De qué se ríe se se puede saber? —preguntó Tsuda.</div>
<div style="text-align: justify;">
—La señora Seki es muy divertida —explicó, pero en vista de la seria expresión de Tsuda, se sintió en la obligación de añadir algo más—. Es cierto: mientras uno está vivo siempre es el mismo. A menos que se nazca de nuevo, es imposible convertirse en otra persona.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Eso no es cierto. Hay gente que renace en vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿De verdad? Me gustaría conocer a alguien.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Si de verdad quiere, se lo presentaré.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Se lo ruego —dijo con una carcajada antes de señalarse la nariz con el dedo índice—. Debe de ser esto otra vez. Yo no estoy a la altura, señor. Después de todo, su olfato le ha traído hasta la habitación de la señora.<br />
[…]<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>Luz y Oscuridad</i>, Natsume Sōseki (1916)</div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-45048819305679025242014-02-07T21:53:00.001+01:002015-09-05T16:26:52.506+02:00Luz y Oscuridad<div style="text-align: center;">
157</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Escúchame sin interrumpirme. Si me escuchas de verdad, te lo diré. Tengo tan mal gusto que esta deliciosa comida francesa de la que tanto disfrutas o el sake me parecen iguales que los de esa sucia taberna en la estuvimos juntos la otra noche. Eso hace que me desprecies, ¿verdad? Yo, al contrario, me siento orgulloso de ello y como contrapartida te desprecio por desdeñarme. ¿Ves a dónde quiero llegar? Piénsalo un momento. En este sentido, ¿quién de los dos se siente atrapado y quién libre? ¿Quién es más feliz y quién está más constreñido? ¿quién está en paz y quién trastornado? A mi modo de ver, siempre pareces avergonzado de algo, siempre estás inquieto, nervioso, tratando de evitar lo que te desagrada, arrastrándote tras las cosas que te gustan. ¿Por qué? Para mi la respuesta es muy simple. Porque disfrutas de tanta libertad que no sabes qué hacer con ella; porque tienes margen suficiente para ser una personas excéntrica y porque, al contrario que yo, no has tocado ese fondo donde no te queda más remedio que aceptarlo todo y permitir que la gente haga contigo lo que le plazca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tsuda, en efecto, despreciaba a Kobayashi. Sin embargo, pese a todo, se veía obligado a admitir un hecho: el hombre que tenía enfrente estaba hecho de un material mucho más duro que él.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<i>Luz y Oscuridad</i>, Natsume Sōseki (1916)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com028224 Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.438092999999988 -3.812337999999954315.948482499999987 -45.120931999999954 64.927703499999993 37.496256000000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-33705700848074970042014-01-31T22:44:00.000+01:002014-01-31T22:44:00.182+01:00El Libro de Jade<div style="text-align: center;">
UN JOVEN POETA PIENSA EN SU AMADA</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">QUE VIVE AL OTRO LADO DEL RÍO</span></div>
<div style="text-align: center;">
Según Sao-Nan</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La luna sube hacia el corazón del cielo nocturno donde reposa amorosamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sobre el lago agitado pasa con lentitud la brisa del anochecer; pasa y vuelve a pasar, besando feliz el agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Oh, qué sereno acorde resulta de la unión de las cosas que están hechas para unirse!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero las cosas que están hechas para unirse rara vez lo hacen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<i>El Libro de Jade</i>, Judith Gautier (1867)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-13747649412675379712014-01-29T22:29:00.000+01:002014-01-30T08:58:44.601+01:00El Libro de Jade<div style="text-align: center;">
EL CORMORÁN</div>
<div style="text-align: center;">
Según Sou-Tong-Po</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
Solitario en inmóvil, el cormorán de otoño medita al borde del río, y su ojo redondo sigue el curso del agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
Si alguna vez un hombre pasea por la orilla, el cormorán se aleja lentamente, sacudiendo la cabeza;</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero, <i>tras las hojas, acecha la partida del caminante, ya que anhela ver aún las ondulaciones de la monótona corriente.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
Y, por la noche, mientras la luna brilla sobre las olas, el cormorán medita, con una pata en el agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: justify;">
Así como el hombre que lleva en el corazón un gran amor sigue siempre las ondulaciones de un mismo pensamiento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br></div>
<div style="text-align: right;">
<i>El libro de jade</i>, Judith Gautier (1867)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-69970468723007423452014-01-27T22:15:00.001+01:002014-01-27T22:20:06.786+01:00Superman: Tierra Uno<div style="text-align: justify;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-sbqoIYVN8sk/UubNXlBMZwI/AAAAAAAAIy4/ym7RHYxw6Wg/s1600/SupermanEarth3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-sbqoIYVN8sk/UubNXlBMZwI/AAAAAAAAIy4/ym7RHYxw6Wg/s1600/SupermanEarth3.jpg" height="400" width="262" /></a>"Llevas escondiéndote toda tu vida, Clark. Pero si haces algo que no sea lo que yo pienso que estás destinado a hacer, seguirás escondiéndote, porque nunca serás capaz de mostrar a los demás quién eres de verdad, lo que puedes hacer."</div>
<div style="text-align: justify;">
"La vida debe vivirse al máximo, en toda su plenitud, a fondo. <i>No pases el resto de tu vida como un Porsche que nunca sale del garaje porque alguien tiene miedo de que sufra algún arañazo.</i>"</div>
<div style="text-align: justify;">
"Vive, Clark, sigue tu pasión. Muestra al mundo entero de qué eres capaz."</div>
<div style="text-align: justify;">
"Vuela, Clark..."</div>
<div style="text-align: justify;">
"<i>...Vuela...</i>"</div>
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>Superman: Tierra Uno</i>, J. Michael Straczynski y Shane Davis (2010)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-39628249571461798852013-08-01T18:44:00.000+02:002013-08-01T18:44:00.135+02:00Revelación Mesmérica<div style="text-align: justify;">
[…]<br />
Mr. Vankirk.— Todas las cosas son buenas o malas por comparación. Un análisis suficiente mostrará que el placer, en todos los casos, es tan sólo el reverso del dolor. El placer <i>positivo</i> es una simple idea. Para ser felices hasta cierto punto, debemos haber padecido hasta ese mismo punto. No sufrir nunca sería no haber sido nunca dichoso. Pero se ha demostrado que en la vida inorgánica no puede existir dolor; de ahí su necesidad en la orgánica. E1 dolor de la vida primitiva en la tierra es la única garantía de beatitud para la vida definitiva en el cielo.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>Revelación mesmérica</i>, Edgar Allan Poe (1844)</div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4194408 -3.814652600000044940.322744799999995 -3.9760141000000448 40.5161368 -3.653291100000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-47339749490306702962013-07-30T19:30:00.000+02:002013-07-30T19:30:00.348+02:00Romeo y Julieta<div style="text-align: center;">
Acto V, escena iii</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
PRÍNCIPE: Una paz sombría nos trae la mañana:</div>
<div style="text-align: left;">
no muestra su rostro el sol dolorido.</div>
<div style="text-align: left;">
Salid y hablaremos de nuestras desgracias.</div>
<div style="text-align: left;">
Perdón verán unos; otros, el castigo,</div>
<div style="text-align: left;">
Pues nunca hubo historia de más desconsuelo</div>
<div style="text-align: left;">
que la que vivieron Julieta y su Romeo.</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<i>Romeo y Julieta</i>, William Shakespeare (1597)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4194408 -3.814652600000044940.322744799999995 -3.9760141000000448 40.5161368 -3.653291100000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-14613071643365491882013-07-27T19:25:00.001+02:002013-07-27T19:25:46.594+02:00Romeo y Julieta<div style="text-align: center;">
Acto I, escena i</div>
<br />
CORO: En Verona, escena de la acción,<br />
dos familias de rango y calidad<br />
renuevan viejos odios con pasión<br />
y manchan con su sangre la ciudad.<br />
De la entraña fatal de estos rivales<br />
nacieron dos amantes malhadados,<br />
cuyas desgracias y funestos males<br />
enterrarán conflictos heredados.<br />
El curso de un amor de muerte herido<br />
y una ira paterna tan extrema<br />
que hasta el fin de sus hijos no ha cedido<br />
será en estas dos horas nuestro tema.<br />
Si escucháis la obra con paciencia,<br />
nuestro afán salvará toda carencia.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>Romeo y Julieta</i>, William Shakespeare (1597)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4194408 -3.814652600000044940.322744799999995 -3.9760141000000448 40.5161368 -3.653291100000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-44078235526240536872013-07-16T12:41:00.000+02:002013-07-16T12:41:00.576+02:00Romeo y JulietaROMEO: Anoche tuve un sueño.<div>
MERCUCIO: Y también yo.</div>
<div>
ROMEO: ¿Qué soñaste?</div>
<div>
MERCUCIO: Que los sueños son ficción.</div>
<div>
ROMEO: No, porque durmiendo sueñas la verdad.</div>
<div>
MERCUCIO: Ya veo que te ha visitado la reina Mab,</div>
<div>
la partera de las hadas. Su cuerpo</div>
<div>
es tan menudo cual piedra de ágata</div>
<div>
en el anillo de un regidor.</div>
<div>
Sobre la nariz de los durmientes</div>
<div>
seres diminutos tiran de su carro,</div>
<div>
que es una cáscara vacía de avellana</div>
<div>
y está hecho por la ardilla carpintera o la oruga</div>
<div>
(de antiguo carroceras de las hadas).</div>
<div>
Patas de araña zanquilarga son los radios,</div>
<div>
alas de saltamontes la capota;</div>
<div>
los tirantes, de la más fina telaraña;</div>
<div>
la collera, de reflejos lunares sobre el agua;</div>
<div>
la fusta, de hueso de grillo; la tralla, de hebra;</div>
<div>
el cochero, un mosquito vestido de gris,</div>
<div>
menos de la mitad que un gusanito</div>
<div>
sacado del dedo holgazán de una muchacha.</div>
<div>
Y con tal pompa recorre en la noche</div>
<div>
cerebros de amantes, y les hace soñar el amor;</div>
<div>
rodillas de cortesanos, y les hace soñar reverencias;</div>
<div>
dedos de abogados, y les hace soñar honorarios;</div>
<div>
labios de damas, y les hace soñar besos,</div>
<div>
labios que suele ulcerar la colérica Mab,</div>
<div>
pues su aliento está mancillado por los dulces.</div>
<div>
A veces galopa sobre la nariz de un cortesano</div>
<div>
y le hace soñar que huele alguna recompensa;</div>
<div>
y a veces acude con un rabo de cerdo por diezmo</div>
<div>
y cosquillea en la nariz al cura dormido,</div>
<div>
que entonces sueña con otra parroquia.</div>
<div>
A veces marcha sobre el cuello de un soldado</div>
<div>
y le hace soñar con degüellos de extranjeros,</div>
<div>
brechas, emboscadas, espadas españolas,</div>
<div>
tragos de a litro; y entonces le tamborilea</div>
<div>
en el oído, lo que le asusta y despierta;</div>
<div>
y él, sobresaltado, entona oraciones</div>
<div>
y vuelve a dormirse. Esta es la misma Mab</div>
<div>
que de noche les trenza la crin a los caballos,</div>
<div>
y a las desgreñadas les emplasta mechones de pelo,</div>
<div>
que, desenredados, traen desgracias.</div>
<div>
Es la bruja que, cuando las mozas yacen boca arriba,</div>
<div>
las oprime y les enseña a concebir</div>
<div>
y a ser mujeres de peso.</div>
<div>
Es la que...</div>
<div>
ROMEO: ¡Calla, Mercucio, calla!</div>
<div>
Hablas de nada.</div>
<div>
MERCUCIO: Es verdad: <i>hablo de sueños,</i></div>
<div>
<i>que son hijos de un cerebro ocioso</i></div>
<div>
<i>y nacen de la vana fantasía,</i></div>
<div>
<i>tan pobre de sustancia como el aire</i></div>
<div>
<i>y más variable que el viento, que tan pronto</i></div>
<div>
<i>galantea al pecho helado del norte</i></div>
<div>
<i>como, lleno de ira, se aleja resoplando</i></div>
<div>
<i>y se vuelve hacia el sur, que gotea de rocío.</i></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;">[La cursiva es mía]</span></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<i>Romeo y Julieta</i>, William Shakespeare (1597)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-6907009236959164552013-07-12T12:13:00.000+02:002013-07-12T12:13:00.816+02:00Romeo y JulietaFRAY LORENZO: El gozo violento tiene un fin violento<br />
y muere en su éxtasis como fuego y pólvora,<br />
que, al unirse, estallan. La más dulce miel<br />
empalaga de pura delicia<br />
y, al probarla, mata el apetito.<br />
Modera tu amor y durará largo tiempo:<br />
el muy rápido llega tarde como el lento.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>Romeo y Julieta, </i>William Shakespeare (1597)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4194408 -3.814652600000044940.322744799999995 -3.9760141000000448 40.5161368 -3.653291100000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-8311956755943953852013-06-03T21:09:00.001+02:002013-06-03T21:09:11.111+02:00Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj<div style="text-align: justify;">
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. <i>No te regalan un reloj, tú eres el regalado</i>, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.</div>
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
Julio Cortázar, <i>Historias de cronopios y de famas</i> (1962)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4194408 -3.814652600000044940.322744799999995 -3.9760141000000448 40.5161368 -3.653291100000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-6759079223875871832013-02-27T18:51:00.000+01:002013-02-27T18:51:27.309+01:00Tres sombreros de copa<div style="text-align: center;">
ACTO III</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
[...]</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¡Te casas, Dionisio! </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Sí. Me caso, pero poco... </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¿Por qué no me lo dijiste...? </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. No sé. Tenía el presentimiento de que casarse era ridículo... ¡Que no me debía casar...! Ahora veo que no estaba equivocado... Pero yo me casaba, porque yo me he pasado la vida metido en un pueblo pequeñito y triste y pensaba que para estar alegre había que casarse con la primera muchacha que, al mirarnos, le palpitase el pecho de ternura... Yo adoraba a mi novia... Pero ahora veo que en mi novia no está la alegría que yo buscaba... A mi novia tampoco le gusta ir a comer cangrejos frente al mar, ni ella se divierte haciendo volcanes en la arena... Y ella no sabe nadar... Ella, en el agua, da gritos ridículos... Hace así: «¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!» Y ella sólo ama cantar junto al piano «El pescador de perlas». Y «El pescador de perlas» es horroroso, Paula. Ella tiene voz de querubín, y hace así: (Canta.) Tralaralá... piri, piri, piri, piri... Y yo no había caído en que las voces de querubín están llenas de vanidad y que, en cambio, hay discos de gramófono que se titulan «Ámame en diciembre lo mismo que me amas en mayo», y que nos llenan el espíritu de sencillez y de ganas de dar saltos mortales... <i>Yo no sabía tampoco que había mujeres como tú, que al hablarnos no les palpita el corazón, pero les palpitan los labios en un constante sonreír</i>... Yo no sabía nada de nada. Yo sólo sabía pasear silbando junto al quiosco de la música... Yo me casaba porque todos se casan siempre a los veintisiete años... Pero ya no me caso, Paula... ¡Yo no puedo tomar huevos fritos a las seis y media de la mañana...!</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. (Ya sentada en el sofá.) Ya te ha dicho ese señor del bigote que los harán pasados por agua... </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. ¡Es que a mí no me gustan tampoco pasados por agua! ¡A mí sólo me gusta el café con leche, con pan y manteca! <i>¡Yo soy un terrible bohemio! Y lo más gracioso es que yo no lo he sabido hasta esta noche que viniste tú...</i> y que vino el negro..., y que vino la mujer barbuda... Pero yo no me caso, Paula. Yo me marcharé contigo y aprenderé a hacer juegos malabares con tres sombreros de copa...</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. Hacer juegos malabares con tres sombreros de copa es muy difícil... Se caen siempre al suelo... </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Yo aprenderé a bailar como bailas tú y como baila Buby... </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. Bailar es más difícil todavía. Duelen mucho las piernas y apenas gana uno dinero para vivir... </div>
<div style="text-align: justify;">
[...]</div>
<div style="text-align: justify;">
(DIONISIO va a sentarse junto a ella.)</div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. ¡Yo haré algo extraordinario para poder ir contigo!... ¡Siempre me has dicho que soy un muchacho muy maravilloso!... </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. Y lo eres. Eres tan maravilloso, que dentro de un rato te vas a casar, y yo no lo sabía... </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Aún es tiempo. Dejaremos todo esto y nos iremos a Londres... </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¿Tú sabes hablar inglés?</div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. No. Pero nos iremos a un pueblo de Londres. La gente de Londres habla inglés porque todos son riquísimos y tienen mucho dinero para aprender esas tonterías. Pero la gente de los pueblos de Londres, como son más pobres y no tienen dinero para aprender esas cosas, hablan como tú y como yo... ¡Hablan como en todos los pueblos del mundo!... ¡Y son felices!...</div>
<div style="text-align: justify;">
[...]</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. No. Realmente yo no quisiera irme contigo, Dionisio... </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. ¿Por qué? </div>
<div style="text-align: justify;">
[...]</div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Paula..., ¿no me quieres? </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. (Aún desde el balcón.) Y hace frío... </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. (Cogiendo una manta de la cama.) Ven junto a mí... Nos abrigaremos los dos con esta manta... (Ella va y se sientan los dos juntos, cubriéndose las piernas con la manta.) ¿Quieres a Buby? </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. Buby es mi amigo. Buby es malo. Pero el pobre Buby no se casa nunca... Y los demás se casan siempre... Esto no es justo, Dionisio...</div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. ¿Has tenido muchos novios? </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¡Un novio en cada provincia y un amor en cada pueblo! En todas partes hay caballeros que nos hacen el amor... ¡Lo mismo es que sea noviembre o que sea en el mes de abril! ¡Lo mismo que haya epidemias o que haya revoluciones...! ¡Un novio en cada provincia...! ¡Realmente es muy divertido...! Lo malo es, Dionisio, lo malo es que todos los caballeros estaban casados ya, y los que aún no lo estaban escondían ya en la cartera el retrato de una novia con quien se iban a casar... Dionisio, ¿por qué se casan todos los caballeros...? ¿Y por qué, si se casan, lo ocultan a las chicas como yo...? ¡Tú también tendrás ya en la cartera el retrato de una novia...! ¡Yo aborrezco las novias de mis amigos...! Así no es posible ir con ellos junto al mar... Así no es posible nada... ¿Por qué se casan todos los caballeros...? </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Porque ir al fútbol siempre, también aburre. </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. Dionisio, enséñame el retrato de tu novia. </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. No.</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¡Qué más da! ¡Enséñamelo! Al final lo enseñan todos... </div>
<div style="text-align: justify;">
[...]¡Yo soy más guapa que ella...! </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. ¡Tú eres mucho más bonita! ¡Tú eres más bonita que ninguna! Paula, yo no me quiero casar. </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¡Ya es de día, Dionisio! ¡Tengo ganas de dormir...! </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Echa tu cabeza sobre mi hombro... Duerme junto a mí... </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. (Lo hace.) Bésame, Dionisio. (Se besan.) ¿Tu novia nunca te besa...? </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. No. </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¿Por qué? </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. No puede hasta que se case...</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. Pero ¿ni una vez siquiera? </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. No, no. Ni una vez siquiera. Dice que no puede. </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. Pobre muchacha, ¿verdad? Por eso tiene los ojos tan tristes... (Pausa.) ¡Bésame otra vez, Dionisio...! </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. (La besa nuevamente.) ¡Paula! ¡Yo no me quiero casar! ¡Es una tontería! ¡Ya nunca sería feliz! Unas horas solamente todo me lo han cambiado... </div>
<div style="text-align: justify;">
[...]</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¿Cómo es una boda, oye? ¿Tú lo sabes? Yo no he ido nunca a una boda... Como me acuesto tan tarde, no tengo tiempo de ir... Pero será así... ¡Sal ya! (DIONISIO sale, ya con la camisa en su sitio.) Yo soy la novia y voy vestida de blanco con un velo hasta los pies... Y cogida de tu brazo... (Lo hace. Y se pasean por el cuarto.) Y entraremos en la iglesia... así..., muy serios los dos... Y al final de la iglesia habrá un cura muy simpático, con sus guantes blancos puestos... </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Paula... Los curas no se ponen guantes blancos... </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¡Cállate! ¡Habrá un cura muy simpático! Y entonces le saludaremos... «Buenos días. ¿Está usted bien? Y su familia, ¿está buena? ¿Qué tal sigue el sacristán? Y los monaguillos, ¿están todos buenos...?» Y les daremos un beso a todos los monaguillos... </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. ¡Paula! ¡A los monaguillos no se les da besos...!</div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. (Enfadada.) ¡Pues yo besaré a todos los monaguillos, porque para eso soy la novia y puedo hacer lo que quiera...! </div>
<div style="text-align: justify;">
DIONISIO. Es que... tú no serás la novia. </div>
<div style="text-align: justify;">
PAULA. ¡Es verdad! ¡Qué pena que no sea yo la novia, Dionisio...! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<i>Tres sombreros de copa</i>, Miguel Mihura (1932)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4194408 -3.814652600000044940.322744799999995 -3.9760141000000448 40.5161368 -3.653291100000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-7141599784623260202013-02-25T11:23:00.000+01:002013-02-25T11:23:00.562+01:00Continuidad de los parques<br />
<div style="text-align: justify;">
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Julio Cortázar, <i>Final de juego</i> (1964)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4194408 -3.814652600000044940.4194408 -3.8146526000000449 40.4194408 -3.8146526000000449tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-72010176850100162492013-02-22T00:51:00.000+01:002013-02-22T00:51:02.981+01:00El almohadón de plumas<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;"><i>[Normalmente no publico entradas tan largas o que sean textos completos. Hasta ahora sólo había publicado fragmentos de textos más grandes, pero como éste va a ser <a href="http://instagram.com/p/URmV7xSzYt/" target="_blank">un año de cuento</a> quiero hacer algunas excepciones. Total, el blog es mio y publico lo que quiero!]</i> </span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br />
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.<br />
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial.<br />
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.<br />
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.<br />
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.<br />
<br />
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.<br />
Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.<br />
—No sé —le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja—. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos, nada... Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.<br />
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su dirección.<br />
<br />
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.<br />
—¡Jordán! ¡Jordán! clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.<br />
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.<br />
—¡Soy yo, Alicia, soy yo!<br />
Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.<br />
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.<br />
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.<br />
—Pst... —se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio... poco hay que hacer...<br />
—¡Sólo eso me faltaba! —resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.<br />
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.<br />
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.<br />
<br />
Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.<br />
—¡Señor! —llamó a Jordán en voz baja—. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.<br />
Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.<br />
—Parecen picaduras —murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.<br />
—Levántelo a la luz —le dijo Jordán.<br />
La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.<br />
—¿Qué hay? —murmuró con la voz ronca.<br />
—Pesa mucho —articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.<br />
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.<br />
<br />
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca —su trompa, mejor dicho— a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.<br />
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: right;">
Horacio Quiroga, <i>Cuentos de amor, locura y muerte</i> (1917)</div>
</div>
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Me llamo Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la <i>Amanita phalloides</i>, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.</div>
<br />
<div style="text-align: right;">
Shirley Jackson, <i>Siempre hemos vivido en el castillo</i> (1962)</div>
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Jornada I</div>
<br />
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!<br />
<br />
Apurar, cielos pretendo,<br />
ya que me tratáis así,<br />
qué delito cometí<br />
contra vosotros naciendo;<br />
aunque si nací, ya entiendo<br />
qué delito he cometido;<br />
bastante causa ha tenido<br />
vuestra justicia y rigor,<br />
pues el delito mayor<br />
<span style="background-color: white;">del hombre es haber nacido.</span><br />
<br />
Sólo quisiera saber,<br />
para apurar mis desvelos<br />
(dejando a una parte, cielos,<br />
el delito de nacer),<br />
¿qué más os pude ofender.<br />
para castigarme más?<br />
¿No nacieron los demás?<br />
Pues si los demás nacieron<br />
¿qué privilegios tuvieron<br />
que yo no gocé jamás?<br />
<br />
Nace el ave, y con las galas<br />
que le dan belleza suma,<br />
apenas es flor de pluma.<br />
ramillete con alas,<br />
cuando las etéreas salas<br />
corta con velocidad,<br />
negándose a la piedad<br />
del nido que deja en calma;<br />
y teniendo yo más alma<br />
¿tengo menos libertad?<br />
<br />
Nace el bruto, y con la piel<br />
que dibujan manchas bellas,<br />
apenas signo es de estrellas<br />
-gracias al docto pincel-,<br />
cuando atrevido y cruel,<br />
la humana necesidad<br />
le enseña a tener crueldad,<br />
monstruo de su laberinto:<br />
¿y yo, con mejor instinto,<br />
tengo menos libertad?<br />
<br />
Nace el pez, que no respira,<br />
aborto de ovas y lamas,<br />
y apenas bajel de escamas<br />
sobre las ondas se mira,<br />
cuando a todas partes gira,<br />
midiendo la inmensidad<br />
de tanta capacidad<br />
como le da el centro frío;<br />
¿y yo, con más albedrío,<br />
tengo menos libertad?<br />
<br />
Nace el arroyo, culebra<br />
que entre flores se desata,<br />
y apenas, sierpe de plata,<br />
entre las flores se quiebra,<br />
cuando músico celebra<br />
de las flores la piedad<br />
que le da la majestad<br />
del campo abierto a su huida;<br />
y teniendo yo más vida,<br />
tengo menos libertad?<br />
<br />
<i>En llegando a esta pasión,</i><br />
<i>un volcán, un Etna hecho,</i><br />
<i>quisiera arrancar del pecho</i><br />
<i>pedazos del corazón:</i><br />
<i>¿qué ley, justicia o razón</i><br />
<i>negar a los hombres sabe</i><br />
<i>privilegio tan süave,</i><br />
<i>exención tan principal,</i><br />
<i>que Dios le ha dado a un cristal,</i><br />
<i>a un pez, a un bruto y a un ave?</i><br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>La Vida es Sueño</i>, Pedro Calderón de la Barca (1636)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, España40.4351952 -3.813061640.386838700000006 -3.8920256 40.4835517 -3.7340976tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-17972782590516033502013-02-02T20:57:00.001+01:002013-02-02T20:57:38.793+01:00Annabel Lee<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://images.fineartamerica.com/images-medium-large/annabel-lee-v-holecek.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="256" src="http://images.fineartamerica.com/images-medium-large/annabel-lee-v-holecek.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Fue hace muchos, muchos años,<br />
en un reino junto al mar,<br />
donde vivía una doncella que tal vez conozcáis<br />
por el nombre de Annabel Lee;<br />
y esta doncella vivía sin otro pensamiento<br />
que amarme y ser amada por mí.<br />
<br />
Era una niña y yo era un niño,<br />
en aquel reino junto al mar,<br />
pero amábamos con un amor que era más que amor,<br />
yo y mi Annabel Lee;<br />
con un amor que los alados serafines del cielo<br />
nos envidiaban a ella y a mí.<br />
<br />
Y esta fue la razón de que, hace tiempo,<br />
en aquel reino junto al mar,<br />
surgiese un viento de una nube, helando<br />
a mi hermosa Annabel Lee;<br />
así que acudieron sus parientes de alta cuna<br />
y la alejaron de mí<br />
para encerrarla en un sepulcro<br />
en aquel reino junto al mar.<br />
<br />
Los ángeles, ni la mitad de dichosos en el cielo,<br />
nos envidiaban a ella y a mí;<br />
¡sí!, ésa fue la razón (como todos saben,<br />
en aquel reino junto al mar)<br />
de que surgiese el viento de la nube, una noche,<br />
helando y matando a mi Annabel Lee.<br />
<br />
Pero era nuestro amor mucho más fuerte que el amor<br />
de los que eran mayores que nosotros,<br />
de muchos más sabios que nosotros,<br />
y ni los ángeles del cielo allá arriba<br />
ni abajo los demonios, bajo el mar,<br />
podrán jamás separar mi alma del alma<br />
de la hermosa Annabel Lee;<br />
<br />
Pues la luna nunca luce sin traerme sueños<br />
de la hermosa Annabel Lee;<br />
y las estrellas nunca salen sin que vea los brillanes ojos<br />
de la hermosa Annabel Lee;<br />
y así, durante toda la noche yazgo tendido al lado<br />
de mi amada, mi amada, mi vida y mi desposada,<br />
en aquel sepulcro junto al mar,<br />
en su tumba junto al mar.<br />
<br />
<span style="font-size: x-small;">[La ilustración es de <a href="http://fineartamerica.com/profiles/v-holecek.html?tab=artwork" target="_blank">V. Holecek</a>]</span><br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
Edgar Allan Poe (1849)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com028223 Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.438092999999988 -3.812337999999954313.19932699999999 -45.120931999999954 67.676858999999979 37.496256000000045tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-91391517300639115122012-11-21T18:27:00.000+01:002012-11-21T18:28:08.124+01:00El Monte de las Ánimas<div style="text-align: center;">
II</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído, a parte de ellas, pronunciar su nombre, pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Será el viento —dijo, y poniéndose la mano sobre el corazón, procuró tranquilizarse.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero su corazón latía cada vez con más violencia. Las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo prolongado y estridente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden; éstas con un ruido sordo y grave, aquéllas con un lamento largo y crispador. Después silencio; un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la media noche; con un murmullo monótono de agua distante, lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve, y que no obstante se nota su aproximación en la oscuridad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar; nada, silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones, y cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada; oscuridad, las sombras impenetrables.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Bah! —exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho—. ¿Soy yo tan miedosa como estas pobres gentes cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura al oír una conseja de aparecidos?</div>
<div style="text-align: justify;">
Y cerrando los ojos intentó dormir...; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y rebujándose en la ropa que la cubría escondió la cabeza y contuvo el aliento.</div>
<div style="text-align: justify;">
El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblan tristemente por las ánimas de los difuntos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora. Vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, tendió una mirada serena a su alrededor, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto, sangrienta y desgarrada, la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso.</div>
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>El Monte de las Ánimas</i>, Gustavo Adolfo Bécquer (1861)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón40.4351952 -3.813061640.338458200000005 -3.9709901000000003 40.5319322 -3.6551331tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-66327744672677718582012-11-20T18:21:00.000+01:002012-11-20T18:21:00.900+01:00Proverbios del Infierno (y IV)<br />
Así la oruga elige las hojas más bellas para posar sus huevos, así el sacerdote deja caer su maldición en los gozos más dulces.<br />
<br />
Crear una pequeña flor es trabajo de siglos.<br />
<br />
La maldición vigoriza; la bendición relaja.<br />
<br />
El mejor vino es el más añejo, la mejor agua es la más nueva.<br />
<br />
Las plegarias no aran; las alabanzas no cosechan.<br />
<br />
Las alegrías no ríen. Las tristezas no lloran.<br />
<br />
La cabeza, lo Sublime; el corazón, el Pathos; los órganos genitales, lo Bello; las manos y los pies, la Proporción.<br />
<br />
Como el aire al pájaro o el agua al pez, así el desprecio es despreciable.<br />
<br />
La corneja quisiera que todo fuera negro; el búho que todo fuese blanco.<br />
<br />
Exuberancia es Belleza.<br />
<br />
Si el león fuera aconsejado por el zorro, sería astuto.<br />
<br />
El Progreso construye caminos rectos, pero los tortuosos caminos son Progreso son los caminos del Genio.<br />
<br />
<i>Antes asesina a un niño en su cuna que nutras deseos que no realices.</i><br />
<br />
Donde no está el hombre, la naturaleza es estéril.<br />
<br />
La verdad nunca puede ser dicha de modo que sea comprendida sin ser creída.<br />
<br />
¡Suficiente!, o Demasiado.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>El Matrimonio del Cielo y el Infierno</i>, William Blake (1789)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4351952 -3.813061640.386838700000006 -3.8920256 40.4835517 -3.7340976tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-31273965548170848492012-11-18T14:37:00.001+01:002012-11-18T14:43:47.251+01:00El Monte de las Ánimas<div style="text-align: center;">
I</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
[...]—Ese monte que hoy llaman de las Ánimas pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que así hubieran solos sabido defenderla como la conquistaron. Entre los caballeros de la nueva y poderosa orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres. Los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los <i>clérigos con espuelas</i>, como llamaban a sus enemigos. Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras. Antes la tendría[n] presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería. Fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres. Los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey; el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse. Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<i>El Monte de las Ánimas</i>, Gustavo Adolfo Bécquer (1861)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com1Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4351952 -3.813061640.386838700000006 -3.8920256 40.4835517 -3.7340976tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-78563057736587371382012-11-13T18:21:00.000+01:002012-11-13T18:21:00.265+01:00Proverbios del Infierno (III)<br />
Está siempre pronto a expresar tu opinión y el vil te evitará.<br />
<br />
Todo lo creíble es imagen de la verdad.<br />
<br />
Nunca perdió el águila tanto tiempo como cuando se sometió a la enseñanza del cuervo.<br />
<br />
El zorro se provee a sí mismo; pero Dios provee al león.<br />
<br />
Medita en la mañana. Obra al medio día. Come al atardecer. Duerme en la noche.<br />
<br />
Quien ha soportado que abuses de él, te conoce.<br />
<br />
Así como el arado sigue las palabras, Dios recompensa las plegarias.<br />
<br />
Los tigres de la cólera son más sabios que los caballos del saber.<br />
<br />
Espera veneno del agua estancada.<br />
<br />
Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente.<br />
<br />
¡Escucha el reproche de los necios!¡Es un título real!<br />
<br />
Los ojos de fuego, la nariz de aire, la boca de agua, la barba de tierra.<br />
<br />
El débil en denuedo es fuerte en astucia.<br />
<br />
Nunca pregunta el manzano al haya cómo crecer, ni el león al caballo cómo lograr su presa.<br />
<br />
Quien recibe agradecido, fructifica abundante cosecha.<br />
<br />
Si otros no hubieran sido necios, nosotros lo seríamos.<br />
<br />
<i>El alma rebosante de dulce deleite jamás será profanada.</i><br />
<br />
Cuando ves un águila, ves una porción de Genio: ¡Yergue tu cabeza!<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>El Matrimonio del Cielo y el Infierno</i>, William Blake (1789)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, Madrid, España40.4351952 -3.813061640.386838700000006 -3.8920256 40.4835517 -3.7340976tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-41659777278393983622012-11-06T18:21:00.000+01:002012-11-06T18:21:00.510+01:00Proverbios del Infierno (II)<br />
Locura, capa de villanía.<br />
<br />
Vergüenza, capa del orgullo.<br />
<br />
Las prisiones son edificadas con piedras de la Ley, los burdeles con ladrillos de la Religión.<br />
<br />
El orgullo del pavo real es la gloria de Dios.<br />
<br />
Lujuria del chivo, generosidad de Dios.<br />
<br />
La ira del león es la sabiduría de Dios.<br />
<br />
La desnudez de la mujer es obra de Dios.<br />
<br />
El exceso de pena ríe. El exceso de gozo llora.<br />
<br />
El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la ira del tempestuoso mar y la espada destructiva son porciones de eternidad demasiado grandes para el ojo humano.<br />
<br />
El zorro condena la trampa, pero no a sí mismo.<br />
<br />
El gozo fecunda. El dolor engendra.<br />
<br />
Dejad que el hombre vista la piel del león y la mujer el vellón de la oveja.<br />
<br />
El ave un nido, la araña una tela, el hombre la amistad.<br />
<br />
El egoísta necio que sonríe y el necio sombrío y ceñudo serán tenidos por sabios y se tornarán la norma.<br />
<br />
<i>Lo que hoy es evidente, una vez fue imaginario.</i><br />
<br />
La rata, el ratón el zorro, el conejo, cuidan de las raíces, el león, el tigre, el caballo, el elefante de los frutos.<br />
<br />
La cisterna contiene, la fuente rebosa.<br />
<br />
Un pensamiento llena la inmensidad.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>El Matrimonio del Cielo y el Infierno</i>, William Blake (1789)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón40.4351952 -3.813061640.338506200000005 -3.9709901000000003 40.5318842 -3.6551331tag:blogger.com,1999:blog-2258491862375947674.post-21274468905323164262012-10-30T18:21:00.001+01:002012-10-30T18:21:15.984+01:00Proverbios del Infierno (I)El tiempo de siembra, aprende: en tiempo de cosecha, enseña; en invierno goza.<br />
<br />
Guía tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos.<br />
<br />
El camino del exceso lleva al palacio del saber.<br />
<br />
La Prudencia es una vieja solterona, rica y fea, que la Incapacidad corteja.<br />
<br />
<i>Quien desea pero no obra, engendra peste.</i><br />
<br />
El gusano perdona al arado que lo corta.<br />
<br />
Sumerge en el río a aquel que ama el agua.<br />
<br />
El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio.<br />
<br />
Aquel cuyo rostro no irradie luz, jamás será una estrella.<br />
<br />
La Eternidad está enamorada de los frutos del tiempo.<br />
<br />
La abeja laboriosa no tiene tiempo para el pesar.<br />
<br />
Las horas de la locura las mide el reloj, pero ningún reloj puede medir las horas de la sabiduría.<br />
<br />
Todo alimento sano se logra sin red ni cepo.<br />
<br />
Usa número, pesa y medida en año de escasez.<br />
<br />
Ninguna ave se remonta demasiado alto si vuela con sus propias alas.<br />
<br />
Un cuerpo muerto no vela injurias.<br />
<br />
Tu acto más sublime es poner a otro delante de ti.<br />
<br />
Si el necio persistiera en su necedad se tornaría sabio.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>El Matrimonio del Cielo y el Infierno</i>, William Blake (1789)</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/01733100716734185019noreply@blogger.com0Pozuelo de Alarcón, España40.4351952 -3.813061640.386838700000006 -3.8920256 40.4835517 -3.7340976